sábado, 14 de febrero de 2015

En el día del amor

Estamos en el mes del amor: ¡felicidad para todos los enamorados! tanto sea para los que aman a alguien en especial como para aquellos en los que el amor no tiene nombre de persona en particular. A pesar de que a algunos perciban que no les quede mas que aceptar, quiero rescatar que no es tanto así como parece. Insisto, brindo especialmente por aquellos en los que el amor vive así, por aquellos que aunque teniendo a personas a quien amar, viven la vida con intensidad que si esos seres a quienes aman no están el amor vibra igual.
Durante tanto tiempo en contacto con personas, no me ha sido difícil darme cuenta de que el amor sigue y seguirá siendo el motor de los actos de la mayoría de las personas cuando menos, y no me refiero al amor cursi, ni mucho menos al comercial, me refiero a ese amor que hasta la persona mas seria profesa a lo que ama. Si algo sé de estos tiempos es que el amor no hace débil, si no, incluso fuerte. El problema suele ser que no todos pueden identificar al "amor" entre las cosas que experimentan dentro de sí mismo, algunos lo sienten pero piensan que es otra cosa, le llaman amor al miedo, a la necesidad, a la dependencia, incluso al dolor. Por si fuera poco más allá de lo que definamos como amor, muchas veces no se sabe que hacer cuando se siente "eso", el amor por ejemplo no es darle todas mis pertenencias o dejar mis decisiones en manos de "quien amo".
Que no manejamos al amor "como debiera de ser", que novedad, no somos perfectos, pero que hermoso es amar, y aunque fuera un tipo serio y rudo que diga 'que tontería eso del amor', sabría reconocer que hay una energía que me mueve en la vida, aquello que me da impulso para seguir. Eso es precisamente el amor, lo que te mueve, lo que te da impulso para ese horizonte que buscas.
Comencemos con algo, amemos intensamente, no solo a personas, no solo a quien posea un determinado nombre o nombres si bien nunca falta quien se lo merezca, el amor no debería depender de algo transitorio o falible, un ser humano nos puede fallar o no estar luego, el amor debe superar las barreras de los individuos. Amen a un ideal, amen un sueño también. El amor se siente bien, si se sufre eso no es amor, suele tener otros nombres.
Que sería bueno "amar cada vez mejor o más"... puede ser, si alguien reconoce que tiene dicha necesidad. Nos ayudan los buenos amigos, la familia que siempre está y muchas personas incluso desconocidas también nos pueden enseñar a amar.
En fin, que este día suene así todos los días. Un fuerte abrazo y feliz San Valentín.

Ray Plasencia
Médico psiquiatra de Esprit Sain

martes, 10 de febrero de 2015

La salud incompleta y el estigma de la salud mental

Tantas veces escuchamos decir a las personas que hay que vivir bien y sin embargo muchas veces no sabemos como hacerlo. No necesitamos estar enfermos para reconocer nuestros anhelos de conseguir una vida plena, pero sucede que cuando alguien lo necesita le decimos cosas como "tienes que ser fuerte" o "pon de tu parte" y no sabemos si sentirnos satisfechos con nuestra recomendación o tal vez debamos cuestionarnos si en realidad fue suficiente lo que aconsejamos en esencia. El problema es cuando de forma peligrosa pensamos que esa es toda la salud mental que podemos brindarnos como ser humanos. La respuesta es: a veces si cuando los problemas son cotidianos, simples, y a veces no cuando la vida nos coloca frente a un reto importante, complejo o trascendente.

María llega a la consulta angustiada refiriendo que está cansada de su esposo y piensa abandonarlo por que es irresponsable con el hogar y con los recursos económicos que desperdicia, el médico que la atiende recibe la queja de como afrontar la separación, sin embargo detrás de ello se percata que la paciente no sabe lo que está sucediendo con su esposo: está enfermo. Carlos, la pareja de la paciente ha cambiado desde hace pocos años hasta llegar a ser la persona de la que la esposa se queja, pero asociado a un  problema que ninguno de los dos se había percatado que existía: el consumo de bebidas alcohólicas. En efecto luego de una evaluación se determina que Carlos estaba abusando del consumo de alcohol, hecho que le había llevado a un cambio en su personalidad y a la pérdida de los valores que en otro tiempo admiraba. Tras el curso de algunos meses ambos viven en mayor armonía y la separación está lejos como en aquellos días. María nos cuenta:
"Al inicio no me imaginaba que mi esposo pudiera estar enfermo, pensé que simplemente se había vuelto malo con nosotros y que ya no nos quería, incluso pensé en quitarme la vida... no acudí a nadie por que me daba vergüenza ir a un psicólogo o a un psiquiatra, me decía que eso es para los locos, pero ahora se lo equivocada que estaba..."
Esa equivocación que nos narraba María, o dicho de otra manera: el estigma social de la salud mental, es la que aleja a seres dolientes o a personas que sólo buscan mejorar de aquellas posibilidades que nos brindan los buenos amigos, la familia o incluso los trabajadores de la salud mental que están a nuestro servicio.

Todos queremos gozar de una buena salud, salud plena aunque suene a solo ideal, pero como lo menciona muy bien la Organización Mundial de la Salud: no hay salud sin salud mental.

Ray Plasencia
Médico psiquiatra de Esprit Sain